El Viernes 25 de Mayo de 2018 se realizó la entrega de diplomas de los cursos certificados del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) a unas 250 personas que trabajan en minas de carbón de los municipios de Sogamoso, Mongua, Tópaga y Gámeza (Boyacá, Colombia). El evento se llevó a cabo en las instalaciones de COMFABOY en Sogamoso, con presencia de autoridades locales, el SENA, la Alianza por la Minería Responsable (ARM), Pact y la Fundación Mi Sangre.

A pesar de que existe el mejor centro minero del país en la zona, y la certificación es exigida por la normativa de seguridad, el acceso a capacitaciones certificadas por parte de estos mineros y mineras de carbón había sido muy limitado. Dificultades logísticas y falta de información suponían obstáculos para ello, siendo un gran logro para los pequeños mineros y mineras de esta región poder superarlas.

En su trabajo con las organizaciones mineras de Boyacá dentro del proyecto Somos Tesoro, ARM identificó la necesidad de trabajar con mineros y mineras en el desarrollo de sus capacidades  en seguridad minera, primeros auxilios y temas administrativos. Las formaciones fueron organizadas con el fin de avanzar en su formalización y mejorar la prevención de accidentes y enfermedades laborales. Esto es de especial relevancia ya que Boyacá es actualmente uno de los departamentos con mayor accidentalidad minera del país.

ARM se acercó al centro minero del SENA, actualmente la institución educativa más importante para la formación en temas técnicos y tecnológicos, con el objetivo de formar una alianza y lograr que los cursos certificados de esta entidad llegaran a las organizaciones mineras artesanales y de pequeña escala de carbón que participan en el proyecto Somos Tesoro. Gracias al trabajo conjunto, se ha logrado una mayor cualificación del sector de la pequeña minería. A partir de esta alianza, el SENA envió docentes para realizar los cursos certificados en las mismas minas. ARM, por su parte, llevó la oferta del SENA a los mineros y mineras, facilitando y coordinando toda la logística para la organización de grupos de al menos 25 mineros/as, en horarios y espacios adaptados a sus posibilidades.

Mineros y mineras recibieron orgullosos la certificación y demostraron que los prejuicios que existen sobre ellos no son ciertos y que quieren hacer las cosas bien, formalizarse y poner de su parte para capacitarse. Los y las protagonistas dedicaron todo el tiempo, esfuerzo, espacio y recursos necesarios para facilitar que esta actividad se pudiera realizar.

Este modelo de cooperación entre actores locales es un ejemplo para otras zonas mineras del país para facilitar el acceso a la educación y capacitación para el sector de la minería artesanal y de pequeña escala, con el fin de apoyarlo en su transformación, mejorar las condiciones de trabajo y disminuir la accidentalidad hacia un sector que impulsa positivamente el desarrollo local.

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