Historias del territorio

Rolberto Álvarez

Rolberto Alvarez es minero desde niño y el actual representante legal de la Asociación Agrominera de los Andes Fortaleza. Aquí podrán leer su historia, contada desde el municipio de Los Andes (Nariño, Colombia), donde un sueño minero comenzó a proyectarse hace años.

“Así es nuestra humilde historia, como humilde es nuestra organización minera, que ha tenido que escarbar su propio destino durante todos estos años siempre con un convencimiento de que el trabajo minero a pequeña escala es digno, ético y responsable.”

 

Los inicios de una organización minera después del desplazamiento

El 2006 fue un año duro en la región de Rolberto debido a la violencia interna que sufría Colombia. “Los grupos armados al margen de la ley se disputaban el territorio en medio de una economía de cultivos ilícitos y los combates entre estos actores hacían que nuestras familias fueran desplazadas huyendo de la violencia hasta la cabecera municipal”, explica Rolberto. Sin embargo, ese mismo año nació la organización social de economía solidaria y sin ánimo de lucro: Asociación Agrominera de los Andes, “Fortaleza”. También a partir de este año, Rolberto empezó a liderar procesos comunitarios con asociaciones de desplazados para incidir políticamente y liderar proyectos comunitarios. La minería artesanal en la zona se ha complementado hasta ahora con la agricultura (siembra de yuca, frijol, maní, plátano, entre otros).

La organización minera “Fortaleza” fue creada por 12 socios que querían realizar minería en un título llamado “mina Gualconda”, todos ellos habían sido afectados por el desplazamiento. A pesar de las dificultades económicas, los socios y trabajadores empezaron a poner empeño en el proyecto minero con prospección a un futuro lejano.

Pasaron dos años y pudieron conseguir dinero suficiente para obtener un molino. “Fuimos a las chatarrerías de pasto para construir de forma económica, y con material de chatarra, un pequeño molino de bolas que operaba con agua en el mismo sitio donde el molino antiguo operaba”, cuenta Rolberto. Dice que tenían que extraer el material con mercurio por falta de recursos, sin embargo empezaron un plan gradual de reducción de mercurio. “Me da nostalgia y a veces coraje pensar por qué no pudimos avanzar más rápido, (…) el factor económico estaba ahí como una piedra en el zapato”.

 

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2013: “Comenzábamos a soñar más en grande”

Pasaron los años y consiguieron instalar mejores equipos. “En ese punto de la historia comenzábamos a soñar más en grande, ya que en ese mismo sitio proyectábamos dar forma a una planta de beneficio más eficiente, convencidos de seguir con un trabajo minero honesto, ético y responsable con el medio ambiente”.

“Nuestro proceso se ha ido consolidando bajo esfuerzos propios con un modelo de plan de ahorros que a determinado re-invertir el 97% de la producción en nuestro proyecto minero sobre todo en lo que tiene que ver con la planta de beneficio”.

En el 2014, la cooperativa empezó a trabajar en conjunto con la fundación Alianza por la Minería Responsable (ARM), “con quienes inmediatamente comenzamos un trabajo en equipo y compartido que se materializaba en un plan de mejoramiento integral y que abarcaba lo ambiental, social, técnico, económico y laboral, entre otros”. Inauguraron su primera etapa de la planta de beneficio y seguían construyendo oficinas, baños y bodegas, entre otros espacios que les permitirían seguir mejorando gradualmente.

“Me di cuenta que nosotros ya habíamos empezado con un fundamento de minería responsable anteriormente, solo faltaba un aliado como ARM que nos valorara, apoyara y legitimara nuestro proceso”.

Convencidos de su sueño a pesar de las dificultades

Rolberto destaca especialmente el año 2017, cuando “Fortaleza” logra finalmente la Certificación de Minería Justa Fairmined. “Nuestro primer año de certificación no hicimos ninguna exportación de oro a mercados internacionales por causas de capacidad de producción y requisitos de exportación”. Dice que esa fue una etapa “para demostrarnos qué tanto habíamos mejorado y hasta donde podríamos ser capaces de seguir superando los retos que una certificación exige”.

“Los últimos dos años fueron para nosotros una etapa dónde definimos la eliminación total del uso de mercurio”, reto que se logra a finales de 2017, “cuando después de meses de trabajo, tanto de infraestructura y pruebas mineras, comenzamos a poner a punto y a estandarizar los procesos de cianuración por agitación como mecanismo alternativo al uso de mercurio”. Así fue como en enero de 2018 lograron una eliminación total.

Recuperación del medioambiente y enfoque pedagógico

Sin embargo el logro no solo fue este, sino el de revertir la previa pisada ecológica: “nuestra meta no es solo eliminar el uso del mercurio, ya que existe una zona que requiere ser limpiada, descontaminada y restaurada para devolverle a la naturaleza al menos un poco de lo que se le ha quitado”. El plan de restauración ambiental se está realizando con adecuación de senderos ecológicos, miradores y reforestación, y se pretende seguir aplicando gradualmente.

“El trabajo en esta zona forma parte de un plan integral que en el futuro tiene como meta convertir a nuestra organización en un modelo replicable en materia de pequeña minería con implementación de instrumentos pedagógicos asequibles a todas las mineras, mineros e instituciones, para poderles compartir nuestros procesos mineros desde un enfoque sustentable y responsable”. Un ejemplo de esto fue el viaje que realizaron mineras y mineros de la comunidad de Macuelizo (Santa Bárbara, Honduras) en su visita a distintas minas en Colombia. Una de las minas qué visitaron fue “La Fortaleza”, en la que Rolberto fue uno de los mineros qué les socializó estos procesos de mejora constante de la práctica minera.

Personalmente, Rolberto también ha participado en distintos foros, reuniones, debates, entrevistas y ha podido realizar artículos relacionados con su experiencia colectiva de minería responsable. Él está convencido que estas oportunidades también son claves para la difusión de los proyectos mineros responsables.

El representante de “Fortaleza” cree que el camino de la minería responsable es el único al que se debería aspirar en minería, comenta que la complejidad del trabajo lo hace un proceso lento que “por ende tiene que asumirse con un alto grado de conciencia y responsabilidad”.

“La verdadera riqueza minera se manifiesta cuando podemos saber que somos parte de una economía sustentable y responsable”.

 “Somos mineros orgullosos de serlo”

“Antes éramos solo un anónimo, el mismo que en la quebrada trabajaba incansablemente. Ahora no tenemos riquezas, pero somos mineros que nos basamos en el trabajo comunitario y constante y que seguimos convencidos de que la minería no es solo un momento de la vida para enriquecerse a toda costa sin importar los daños sobre nuestra naturaleza o cuantos métodos ilegales se tengan aplicar. Somos mineros orgullosos de serlo, que encontramos en la pequeña minería un estilo de vida que nos permite soñar y trascender”.

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