En Septiembre de este año los estados miembros de Naciones Unidas suscribirán las Metas de Desarrollo Sostenible (MDS). Producto de un importante proceso participativo, las MDS darán pauta para fijar prioridades del desarrollo internacional en los próximos 15 años. ¿Cómo hacer de esto una oportunidad para el sector minero y para los casi 100 millones de personas que se dedican a la minería artesanal y de pequeña escala en el mundo?

Ya desde Rio+20IIED generó un espacio de reflexión multisectorial sobre los avances de la industria en relación a su sostenibilidad. Los resultados están lejos de ser alentadores. En general la gran minería avanzó significativamente en establecer marcos de responsabilidad social y ambiental pero muy poco en implementación; la pequeña, por su parte, tuvo avances mínimos en su formalización debido principalmente a entornos de política y de mercado poco favorables.

Es innegable que las MDS generarán mayor presión para reducir los impactos negativos de la minería en la gente y los ecosistemas. Si bien se mantendrán temas críticos como eliminar la pobreza, crear oportunidades para todos y reducir la inequidad, surgirá una agenda ambiental y de derechos mucho más concreta que incluye temas materiales para la minería como la gestión recursos naturales (agua, energía, emisiones), la inclusión económica, la producción y el consumo sostenible y la justicia para todos.

La gran minería tendrá que acelerar el ritmo de implementación de marcos de responsabilidad social y ambiental y la medición de asuntos materiales; tendrá que prepararse para obtener licencia social a través de procesos de diálogo más maduros y complejos y no podrá ignorar o dar un manejo exclusivo del imperio de la ley a la realidad de la pequeña minería en y cerca de sus concesiones.

Los desafíos de la pequeña minería no son menos complejos. El sector deberá encaminarse definitivamente en una ruta de legalidad y formalización o veremos terribles consecuencias sociales, económicas y ambientales derivados de enfoques de mano dura. Para que los mineros artesanales y pequeños sean partícipes de las agendas de desarrollo post 2015 es imperativo otorgar derechos mineros a este sector. Como lo explora esta publicación, sin derechos mineros no existen incentivos para la responsabilidad social y ambiental de la pequeña minería. Hay que seguir avanzando en promover el consumo y el aprovisionamiento responsable como estrategia para incentivar la formalización desde el mercado. Fairmined es un ejemplo vivo que es posible, pero hay que sumar más mineros y compradores para distribuir las cargas económicas de transformar positivamente el sector.  Finalmente, hay que construir capacidades para crea una cultura de legalidad y de ética en los negocios. Los mineros deben verse y ser vistos como agentes económicos y no únicamente como agentes sociales.

Algunos todavía pensarán que el mundo necesita recursos minerales y que la presión externa para adoptar prácticas sostenibles es limitada. Hay algo de cierto en eso, como también es verdad que 100 millones de mineros artesanales necesitan mejores condiciones de vida y ecosistemas más sanos. Sin embargo, retomando el libro Chao Petróleo, no hay que olvidar que la era de piedra terminó antes que se acabaran las piedras.

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