El estudio “Brechas de género en la minería: la minería artesanal y de pequeña escala desde una perspectiva de género” pretende aportar a la comprensión sobre las desigualdades de género en la  minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) a través de los pensamientos, visiones y percepciones de mineras y mineros sobre estas; así como analizar desde un enfoque de género las normativas y políticas públicas aplicables al sector minero.

El estudio fue elaborado en nueve municipios, de tres departamentos de Colombia, en donde se desarrolla minería artesanal y de pequeña escala de carbón y oro: Boyacá, Antioquia y Cauca. Además, participaron 513 personas mineras; hombres y mujeres con diferentes formas de desarrollar la minería.

El trabajo realizado pone en evidencia que la brecha de género es una realidad en este mundo minero, tradicionalmente conformado por hombres, aunque si bien existen mujeres que han trabajado tradicionalmente en la minería, ocupan puestos de segundo orden. Con cargas familiares en su mayoría, las mujeres se dedican fundamentalmente a la minería de subsistencia y de baja cualificación, en medio de situaciones laborales y económicas de gran precariedad. A pesar de que ellas están orgullosas de ser mineras y tienen una fuerte identidad, las condiciones adversas del sector hacen que la mayoría de ellas contemple la posibilidad de cambiar a un empleo que les ofrezcan mejores condiciones. Además, estas mujeres desearían estudiar si les fuera posible, aunque su carga laboral y de cuidado familiar les deja poco tiempo para invertir en sí mismas, ya sea en ocio, estudio o simplemente descanso.

Los estereotipos de género y la división sexual del trabajo siguen respondiendo a patrones patriarcales clásicos, aunque se observaron cambios en los mineros y mineras más jóvenes. Esto se refleja en el reconocimiento a la diversidad sexual: a pesar de que los mineros y mineras entrevistadas afirmaron que el reconocimiento de una persona viene de su capacidad de trabajo y no de su orientación o identidad sexual, niegan conocer de la existencia de la diversidad sexual en el sector, lo cual la convierte al final, en un tabú. Otro aspecto de relevancia identificado en este estudio es la fuerza que tiene la asociación entre fuerza, masculinidad y minería, hecho que constituye el principal argumento para limitar la participación de la mujer en el sector.

Por lo anterior, la educación y la formación especializada son una necesidad urgente, pues constituyen una estrategia central para superar las brechas de género existentes, sustentadas en estereotipos y prejuicios que limitan las oportunidades de las mujeres. Por eso es importante mencionar que el acceso a la formación ha abierto a muchas mujeres el mundo de la minería, pues a excepción de la minería de subsistencia (bareque, selección de mineral o chatarreo), les son negados los trabajos manuales y poco cualificados, tradicionales en el sector. Por lo anterior, existen en menor proporción y dispersas en diferentes minas, mujeres ejerciendo labores de seguridad, administrativas y de supervisión, junto a otras que se dedican a los oficios varios. La progresiva incorporación de mujeres jóvenes y con cualificación permite tener esperanza en un cambio de la situación de las mujeres mineras.

La aplicación de las normativas y leyes, tiene que avanzar de forma decidida, lo cual exige una toma de postura más activa desde las administraciones. A pesar de que existir en Colombia un marco legal de protección a la mujer y la población LGBTI, el estudio ha evidenciado la falta de enfoque de género en las políticas y normativas mineras, especialmente, para garantizar equidad a las mineras más vulnerables.

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