Por: Jairo Cárdenas, Gerente de Sostenibilidad – Alianza por la Minería Responsable

La minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) representa un componente clave en la economía de muchas regiones y brinda sustento a más de 50 millones de familias, especialmente en América Latina. Sin embargo, el impacto ambiental y su contribución al cambio climático y pérdida de biodiversidad han sido temas poco explorados con rigor técnico derivando en una generalización de estas y sus procesos. Las complejas condiciones de este sector pueden caracterizarse por una marcada tendencia a la informalidad, bajo acceso a capital, escaso uso de tecnología y poco acompañamiento institucional.

El universo de la MAPE es amplio y diverso. Desde la Alianza por la Minería Responsable ARM hemos centrado nuestros esfuerzos en aquellas organizaciones formales y en camino de formalización, que le apuestan al mejoramiento progresivo y la adopción de las mejores prácticas. Nuestro trabajo con estas OMAPE[1]s busca identificar modelos que nos den luces sobre ¿Cómo puede este sector avanzar hacia procesos de emisión bajos en carbono, aportando significativamente a la sostenibilidad?  

La reducción de emisiones en las cadenas de abastecimiento global ha venido siendo estudiado e implementado en los últimos años. Las emisiones provenientes de la MAPE son menores que aquellas provenientes de operaciones a mayor escala y además altas en generación de empleo. Durante el 2024 y 2025 con el apoyo del Scotiabank Net Zero Research Fund avanzamos nuestros estudios en temas de identificación y medición de huellas así cómo en la disminución de esta. Estos esfuerzos nos permiten combinar investigación e innovación junto a las comunidades MAPE, transitando hacia una minería más competitiva, sostenible y baja en emisiones.

Diagnóstico técnico: Midiendo lo invisible

Una de las contribuciones más valiosas de esta investigación fue lograr un diagnóstico integral sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en operaciones de MAPE en Colombia y Perú. Una vez establecido los protocolos para la medición adaptados a esta escala, se procedió a valorar  estas en  ocho unidades mineras, según el GHG Protocol. Así mismo se avanzó significativamente en procesos educativos sobre la huella de carbono y en la implementación de un piloto en una mina en Colombia, identificando retos y oportunidades para la reducción  de esta.

Entre los hallazgos más destacados para la MAPE se encuentran:

  • Existe un predominio de las emisiones indirectas especialmente de “Alcance 3”, que complejizan la reducción directa por la Organización Minera (OMAPE). Sin embargo indican oportunidades para innovar en vinculación y gestión de cadenas de suministro y transporte que aporten a la reducción de huella de todo el engranaje de abastecimiento
  • En lo que respecta a las emisiones directas, ”Alcance 1”, se reporta la segunda mayor cantidad de emisiones. Esto quiere decir que hay una alta generación de emisiones por el uso de combustibles utilizados en procesos como: maquinaría, generación de energía, transporte interno, entre otros. Cómo alternativa para contrarrestar estas se identifica la promoción del uso de biocombustibles y adopción de tecnologías basadas en energías limpias, que podría disminuir  las emisiones totales hasta en el 50%.
    • Se evidencia un potencial de reducción entre un 20% y 30% partiendo de auditorías energéticas que describen puntos para mejora de eficiencia, optimización de procesos, mantenimiento predictivo y tecnologías limpias como paneles solares y motores eficientes.
    • La gestión de residuos mediante economía circular, compostaje y disminución de residuos peligrosos puede contribuir a una reducción adicional del 15% al 30% de emisiones.
    • La restauración ambiental a través de reforestación, conservación de suelos y biorremediación puede abarcar una reducción del 25% al 35%, incrementando la resiliencia ecosistémica.
    • Finalmente, la gestión de vertimientos mediante humedales artificiales y tratamiento de aguas residuales reportó impactos positivos que podrían alcanzar hasta un 60% de reducción.

      Estos datos[2] evidencian que es posible reducir la huella de carbono en la MAPE siempre y cuando se haga un abordaje integral de la MAPE, entendiéndola como una parte del engranaje de los procesos de abastecimiento globales. Por tanto los procesos que apunten a la descarbonización de esta deben poner el foco en los incentivos actuales para facilitar la adopción del cambio cultural y tecnológico dentro de los diferentes actores y procesos de la cadena de abastecimiento.

Del dato a la acción: Dejando huella con buenas prácticas en marcha

La OMAPE para el Piloto de disminución de huella cuenta con 43 trabajadores y una operación subterránea enfocada en la producción de oro. Esta organización fue seleccionada dado el compromiso con el mejoramiento progresivo y su potencial para alcanzar la certificación FAIRMINED. Dentro de los retos principales se destacan las restricciones logísticas debido al acceso al lugar y complejidades relacionadas con la inestabilidad social latente en el territorio.

Durante los últimos seis meses esta se ha  transformado en un laboratorio referente para la investigación y puesta en marcha de acciones para avanzar hacia la descarbonización de la operación. Con base en los resultados obtenidos, se definió un paquete de acciones prácticas y adaptadas a la realidad de la mina, que incluyen:

Auditoria y eficiencia energética

Mediante auditoría energética y el uso de motores eficientes, se identificó un potencial de ahorro energético del 10% al 30%, lo que implica menores costos operativos y reducción de CO₂.

Sustitución gradual de combustibles fósiles por energía renovables.

Se ha propuesto una sustitución gradual de combustibles fósiles por energías renovables en la MAPE.  Esto permitirá reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero al reemplazar maquinaria y procesos que dependen de diésel o gasolina por fuentes limpias como la solar. Se estructuró un diseño técnico para un sistema solar que podría cubrir hasta el 100% del consumo eléctrico de la operación.

Gestión circular de residuos mediante clasificación, reutilización y tratamiento

Se ha avanzado en la clasificación, almacenamiento y minimización de residuos con potencial contaminante. Además, la reutilización de residuos como la roca estéril se proyecta en infraestructura minera (vías, gaviones, triturado y muros) permitiendo reducir residuos, cerrar ciclos y mejora la sostenibilidad operativa.

Adicionalmente, en cuanto al aprovechamiento de residuos orgánicos, se emplearon recipientes para su acopio y posterior transformación en abono orgánico utilizado en huertas caseras para el autoconsumo de los miembros de la organización minera. Esta huerta permite contar con insumos para abonar suelos que proveen alimentos, evitando así la emisión de 3.840 kgCO₂eq al año.

Reforestación y biorremediación

Se inició la recuperación de nutrientes y microorganismos en suelos degradados con tecnologías innovadoras, como tapetes orgánicos reciclados. Se proyecta la siembra de 200 especies nativas capaces de capturar 2.000 kilogramos de CO₂ al año. Esto permite ir recuperando áreas degradadas para compensar emisiones de carbono y mejorar la calidad de los suelos del territorio.

Las acciones llevadas a cabo durante este piloto aún continúan. Nos encontramos generando datos en el mediano y largo plazo que nos lleven a mediciones concluyentes. Hasta ahora hemos evidenciado la viabilidad de acciones de reducción y  el impacto positivo que tiene las medidas implementadas dentro de la OMAPE. Los aprendizajes aquí generados se proyectan como un posible modelo replicable en otras unidades mineras en América Latina.

Valor e implicaciones estratégicas

Esta investigación es un ejemplo específico  de que la MAPE Responsable, a pesar de sus desafíos, puede ser un actor clave para aportar a los retos   de cambio climático. Integrar prácticas sostenibles, mejorar la gestión ambiental y fortalecer la gobernanza local permiten:

  • Reducir significativamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero – GEI asociadas a esta actividad minera.
  • Mejorar la relación con las comunidades vecinas gracias a la participación en acciones de mejora y educación ambiental.
  • Contribuir a los compromisos nacionales e internacionales en materia de Cambio Climático, alineándose con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
  • Iniciar procesos de descarbonización de la MAPE teniendo en cuenta que este proceso es progresivo que requiere inversiones de formación y capital.
  • Promover una cultura organizacional sostenible en todos los niveles: desde la alta dirección hasta los trabajadores mineros.

Lecciones aprendidas y desafíos a superar

El camino hacia una MAPE Responsable baja en carbono requiere además de voluntad otras condiciones estratégicas como:

  • Inversiones de Capital: para la adquisición de tecnologías, proceso y herramientas amigables con el medio ambiente se requiere financiación, además de conocimientos para su funcionamiento. La recuperación de estas inversiones se logra a mediano plazo.
  • Planeación a largo: los tiempos prolongados para la adopción de diferentes procesos dificultan la evaluación de resultados. En ocasiones, esto puede incidir en la motivación para el cambio tecnológico y de procesos.
  • Capacitación continua: La asistencia técnica continua a la MAPE es fundamental para la alineación entre la operación y la protección ambiental
  • Contexto social y político estable: Involucrar a estos procesos las comunidades y los actores locales es indispensables para garantizar acceso seguro y continuidad en la implementación de las acciones propuestas.
  • Apropiación de la cultura de la sostenibilidad: Los procesos de descarbonización se insertan en marcos más amplios de sostenibilidad ambiental. Visibilizar y comprender estas relaciones facilitan la apropiación y el liderazgo con el desarrollo sostenible.

Finalmente, dentro de las condiciones elementales para estos procesos es necesario también contar con contextos de claridad en la normatividad local y regional,   estabilidades jurídica, y demás acciones que incentiven la implementación práctica y financiamiento.

Conclusión

La MAPE no puede ni debe permanecer al margen de los compromisos climáticos globales. Nuestro trabajo desde ARM demuestra que existen rutas viables y concretas para avanzar hacia operaciones bajas en carbono, incluso en contextos vulnerables y complejos. La MAPE Responsable puede convertirse en un aliado estratégico de actores del mercado y gobiernos  en procesos de descarbonización. Para lograrlo, es indispensable fortalecer incentivos y la colaboración entre actores de las cadenas de abastecimiento, gobiernos y academia. Hay aún mucho lugar para escalar estos aprendizajes y garantizar una transición justa, tecnológica, sostenible. En ARM contamos con su involucramiento activo para dar continuidad a estos procesos de innovación.

[1] OMAPE: Organizaciones de Minería Artesanal y de Pequeña Escala.
[2] Tener en cuenta con los porcentajes relacionados corresponde a la proyección estimada si las condiciones permiten implementar todas las acciones de mejora en cada una de las temáticas evaluadas y no corresponden al total de las emisiones.

Lee el informe aquí.

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