Este artículo va a ir evolucionando a medida que la situación de la pandemia evolucione.

 

La minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) es el medio de vida de alrededor de 40 millones de personas en el mundo, que representan el 90% de la mano de obra del sector minero de oro y generan alrededor del 20% de su producción anual[1]

Análisis realizado por la Alianza por la Minería Responsable y Solidaridad

En el marco de la crisis mundial generada por el COVID-19, esta población se encuentra expuesta a situaciones de vulnerabilidad particulares que es urgente evaluar a nivel global, nacional y local con miras a tomar medidas que mitiguen su impacto.

A la fecha, organizaciones como Artisanal Gold Council, Levin Sources y Planet Gold, entre otras, han hecho públicos oportunos análisis globales y sobre retos geográficos específicos. Uniéndonos a este esfuerzo, la Alianza por la Minería Responsable (ARM, por sus siglas en inglés) y Solidaridad han preparado el presente texto sobre la situación del sector MAPE de oro en Colombia, uno de los países en el que ambas organizaciones operan actualmente. La información para este análisis fue obtenida directamente en conversación con productores en distintas zonas del país. En adelante se espera que puedan continuar sumándose esfuerzos para analizar detalladamente otras regiones y que este texto pueda actualizarse y robustecerse de acuerdo a la evolución de la situación.

A la fecha de este análisis (abril 2), son 206 los países y regiones que cuentan con casos activos, los contagios a nivel global superan el millón y las muertes alcanzan las las 65.000[2].

La pandemia ha generado una crisis de salud pública sin precedentes en la historia reciente. Igualmente, las medidas que vienen tomándose para su contención han detenido la extracción de algunas materias primas, la producción de manufacturas y la prestación de servicios, creado disrupciones en las cadenas de suministro y generado una importante contracción del consumo, llevando a una compleja parálisis económica.

Colombia, con más de mil casos y 19 muertes a la fecha, se encuentra bajo fuertes medidas de distanciamiento social y cuarentena que estarán vigentes por lo menos dos semanas más, pero podrían extenderse por meses. Estas medidas han puesto en evidencia la vulnerabilidad de gran parte de la población, que obtiene su sustento de la economía informal y carece de garantías frente a la interrupción de sus actividades.

El sector MAPE colombiano, con niveles persistentes de informalidad e integrado por alrededor de 400.000 personas[3] –principalmente población rural, con bajos niveles educativos, alta concentración de comunidades afro y negritudes, víctimas del conflicto, y mujeres cabeza de hogar, con poca o nula capacidad de ahorro y bajo acceso a servicios financieros -, está viviendo y va a vivir situaciones de vulnerabilidad extrema.

Frente a la situación, si bien el Decreto Ley 457 de 2020 – expedido por la Presidencia de la República para impartir instrucciones en virtud de la emergencia -, autorizó durante la cuarentena la continuidad de las actividades necesarias para garantizar “la operación (…) de la cadena de logística de insumos, suministros para la producción, abastecimiento, importación, exportación y suministro de minerales”, esta excepción, de acuerdo a declaraciones del Ministerio de Minas y Energía que está en proceso de publicar una circular oficial al respecto, al parecer aplicaría exclusivamente para el sector carbón debido a su papel indispensable en la generación de energía, lo cual implicaría que todas las actividades extractivas de otros minerales deben suspenderse. De otro lado, a la fecha se han puesto a disposición de los ciudadanos y compañías afectadas de todos los sectores, diversos apoyos monetarios y en especie.

A partir de ese contexto, el presente análisis evidencia la existencia de tres segmentos diferenciados al interior del sector con retos y necesidades específicas, y hace algunas recomendaciones.

Mineros artesanales (“de subsistencia” según la ley colombiana) y pequeña escala sin acceso a mercados formales.

Debido a su continuidad en el uso del mercurio y/o trabajar en proximidad de maquinaria pesada – por ejemplo, retroexcavadoras en zonas de minería aluvial en el Bajo Cauca antioqueño, entre otras -, o por ausencia de acopiadores autorizados en otros municipios como Suárez en el Cauca, numerosos barequeros y seleccionadores de minerales del país se encuentran excluidos de los mercados formales y han visto detenida su actividad en las últimas semanas. En el caso de aquellos que trabajan en cercanía a maquinaria, los dueños de la misma han negado el acceso a los sitios de extracción, en los que pueden congregarse cientos de personas, en atención al alto riesgo de contagio. Aquellos dedicados a la selección de mineral se han visto afectados por el cierre de las operaciones mineras de las que obtienen el material de descarte. En ambos casos, la población ha dejado de percibir ingresos y cuentan con pocas o ninguna alternativa para reemplazar la actividad en el corto plazo. Dado que este grupo integra un número desproporcional de mujeres, esta situación profundiza aún más las vulnerabilidades existentes, relacionadas con las inequidades de género, afectando de manera exacerbada los derechos básicos de familias y niños.

Mineros artesanales que hacen parte de cadenas de suministro formales.

En otras zonas del país, como el Chocó y Tolima, un número significativo de mineros artesanales han eliminado el uso de mercurio y se encuentran conectados a cadenas de suministro formales. Dado que dependen de acopiadores locales autorizados para la venta del mineral, y gran parte de ellos suspendieron operaciones hace casi dos semanas, es probable que los mineros hayan pausado también sus labores, aunque es difícil afirmarlo con seguridad, puesto que trabajan en grupos pequeños en lechos de ríos y quebradas en zonas rurales aisladas.

Dichos comercializadores reportan como última fecha de atención el 24 de marzo, alrededor de la cual registraron una afluencia mayor a la usual en sus acopios, como consecuencia de la necesidad de efectivo por parte de los mineros para aprovisionarse de víveres frente a la cuarentena.

Dada la gran dependencia económica de algunos municipios como Istmina, Condoto y Quibdó del barequeo, las alcaldías locales han abogado por la posibilidad de que esta población continúe sus labores siguiendo precauciones de higiene y distanciamiento social. En ese sentido, se han mostrado abiertas a la posibilidad de que los comercializadores autorizados reestablezcan su operación para que los mineros no pierdan su ingreso o se vean en la necesidad de vender su mineral a comercializadores informales a precios que podrían ser 30% inferiores, contribuyendo al mercado negro, dejando de generar regalías para el Estado y aumentando el riesgo de que se beneficien los grupos al margen de la ley.

Es importante mencionar también que la presencia de grupos armados en las zonas de trabajo de estas poblaciones, puede representar un riesgo para las mismas, dado que se han reportado hechos en los cuales estos grupos han distribuido comunicaciones en las que amenazan con acciones armadas a quienes no cumplan estrictamente las medidas de cuarentena.

Mineros de pequeña escala formales.

Numerosas cooperativas y asociaciones de pequeños mineros formales en zonas como Nariño, Antioquia, Cauca y Huila han suspendido sus operaciones debido a las restricciones legales y de circulación por vías terrestres que impiden a los trabajadores desplazarse a los sitios de trabajo. Estas pequeñas empresas, con limitada capacidad de producción y ahorro y tradicionalmente excluidas del sector financiero, se encuentran sin posibilidades de asumir los costos de nómina y seguridad social de sus empleados, lo cual es preocupante en algunos municipios cuyas economías dependen casi en su totalidad de la actividad y los ingresos que se derivan de estas pequeñas operaciones.

Algunas de estas empresas cuentan con mineral acumulado que, al momento, no tienen manera de trasladar hacia las ciudades donde se ubican los comercializadores nacionales (por ejemplo, Medellín), debido a la suspensión de vuelos comerciales en los que, tradicionalmente, se transporta el material.

Consideraciones sobre el mercado internacional.

A nivel global, algunas de las principales compañías que compran oro de los mineros pequeños y artesanales colombianos han suspendido operaciones, mientras que crecientes disrupciones logísticas dificultan el transporte del mismo, lo cual hará que la demanda del mineral disminuya y probablemente influirá en bajas generalizadas del precio ofrecido por el mismo a nivel local y nacional, como ha empezado a observarse en países africanos[4] y suramericanos.

Medidas disponibles y recomendaciones.
Ayudas humanitarias.
  • Los mineros y mineras artesanales que han quedado cesantes se encuentran ampliamente incluidos en la población vulnerable priorizada por el gobierno nacional para recibir ayudas humanitarias (de acuerdo con su puntaje en el SISBÉN, son receptores de beneficios como Familias en Acción y Colombia Mayor, y podrían ser beneficiarios de la Devolución de IVA y los apoyos en especie / alimentos). En este sentido, es clave que se garantice su difusión y recepción efectiva y oportuna, con enfoque diferencial, teniendo en cuenta la etnicidad y ubicación remota de algunas de esas comunidades.
  • Por fuera de esa población priorizada, se encuentran también otros grupos de mineros de subsistencia que por su edad o por no tener hijos menores a su cargo, no podrán acceder a alguna o ninguna de estas ayudas. Es importante que se identifique a estas personas y se les ofrezcan apoyos diferenciados como protección a su condición cesante (por ejemplo, Programa Ingreso Solidario).
Medidas recomendadas para facilitar la continuidad de la actividad artesanal a través de cadenas formales y la venta del mineral acumulado mientras sigan activos los mercados.
  • Evaluar el nivel de riesgo en materia de orden público en los municipios con presencia de grupos armados para determinar si es viable la continuidad de la actividad de barequeo que se realiza de manera individual o por grupos pequeños en ríos o quebradas. Brindar acompañamiento para garantizar seguridad, de ser necesario.
  • Elaborar y hacer amplia difusión de lineamientos oficiales de higiene y protección al momento de la entrega, el transporte y la compraventa del mineral, para evitar al máximo el riesgo de contagio. El protocolo debería incluir procedimientos de desinfección de manos, manipulación de efectivo y del mineral, número máximo de personas que pueden estar dentro de las instalaciones, y adhesión a medidas de pico y cédula para acercarse a las compra-ventas, entre otros, como se ha determinado para otras actividades[5].
  • Autorización del transporte aéreo del mineral en vuelos chárter o de carga hacia los centros de acopio nacional. Esto debería ser válido para el mineral que se extraiga en adelante en actividades artesanales y el que se encuentra acumulado en operaciones de pequeña escala formales.
  • Continuidad y oportunidad de las actividades de la Agencia Nacional de Minería -ANM- con relación al procesamiento del pago de regalías, y de la DIAN en los procedimientos aduaneros y de exportación.
En atención a las crecientes barreras logísticas del mercado internacional y la posibilidad de que las exportaciones se vean suspendidas, se recomienda:
  • Al Banco de la República, que considere desarrollar esquemas de compra de oro provenientes de la minería de subsistencia y pequeña escala, de acuerdo a la posibilidad que le otorga la Ley, con el acompañamiento de las autoridades relevantes.
Para apoyar a los pequeños empresarios mineros que han visto sus actividades suspendidas, se recomienda:
  • Que se abra la posibilidad de que el sector oro de pequeña escala acceda a las medidas de apoyo y líneas de crédito para empresas creadas por el Gobierno Nacional (Colombia Responde y Colombia Agro Produce), paralelamente a un proceso expedito de apertura de cuentas bancarias en las que puedan recibirse los recursos. Esto permitirá que estas asociaciones y cooperativas, con sus operaciones en regla y respaldadas por iniciativas y certificaciones internacionales de minería y comercio responsable, puedan continuar haciendo el pago de los salarios a sus empleados durante la contingencia.
  • Que se amplíen los términos de vencimiento de contratos de concesión y licencias, y los tiempos de respuesta de requerimientos de tipo minero y ambiental mientras se mantenga esta situación atípica.

Finalmente, es clave también hablar del rol importante que pueden tener en este momento difícil las compañías mineras de mediana y gran escala y los comercializadores socialmente responsables que desde ya vienen vinculándose con ayudas humanitarias con las comunidades de su área de influencia[6]. Una coordinación amplia del sector a través de sus agremiaciones, las autoridades, comunidades y sector social, podrá resultar en impactos positivos más significativos y duraderos.

Para cerrar, frente a la compleja situación que experimenta el sector y el mundo entero, es necesario hacer una reflexión sobre la importancia de repensar nuestros hábitos de consumo y nuestras estructuras económicas y sociales, las cuales, se ha hecho evidente, no parecen propender por el bienestar generalizado de las comunidades y los ciudadanos, lo cual se exacerba en momentos de crisis. Iniciativas de producción responsable a lo largo de los sectores de materias primas, son un frente pionero en priorizar la sostenibilidad social y ambiental en labores extractivas como la minería y, estamos seguros, tendrán un papel clave en los meses y años posteriores a esta coyuntura. De acuerdo con las lecciones aprendidas, hacemos un llamado a la solidaridad contando con el compromiso de los consumidores, productores, donantes y gobiernos.

[1]IISD. 2018. Global Trends on Artisanal and Small-Scale Mining (ASM): A Review of Key Numbers and Issues. Disponible en: https://www.iisd.org/sites/default/files/publications/igf-asm-global-trends.pdf

[2]Fuente: https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019. Consultado el 1 de abril de 2020.

[3]Seccatore, J., Veiga, M., Origliasso C., Marin, T., deTomi, G. 2014. An estimation of the artisanal small-scale production of gold in the world. Science of the Total Environment 496. Pp. 662–667.

[4] Telmer, K. 2020. Possible Impacts of COVID-19 on Artisanal Gold Mining Communities. Artisanal Gold Council. Disponible en: https://www.linkedin.com/pulse/possible-impacts-covid-19-artisanal-gold-mining-kevin-telmer/

[5]Ver: http://www.regiones.gov.co/Inicio/COVID-19.html#

[6]Por ejemplo Mineros S.A. en alianza con el Grupo de Diálogos sobre Minería en Colombia – GDIAM -: https://www.linkedin.com/posts/mineros-s%2Ea%2E_mineraedabienhecha-bienestar-territorio-activity-6651855992151699456-f7Go

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