El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud reconoce la transmisión del virus SARS-CoV-2 (más conocido como covid-19) como una pandemia. En ese momento los casos y decesos asociados a la enfermedad eran 1000 veces menores a los registrados hoy en día; sin embargo, la falta de preparación de los gobiernos y la toma de decisiones de los individuos han sido detonantes para diversos efectos adversos, como la crisis sanitaria o la socioeconómica.

Por: David Guzmán, Responsable de Procesamiento y Mercurio
Algunas de estas consecuencias generadas por la pandemia son fáciles de predecir y, debido a su urgencia, son tratadas con premura por distintos actores a nivel mundial. No obstante, una problemática que no ha destacado es la de la afectación a los mineros artesanales y de pequeña escala. Actualmente, se estima que 150 millones de personas dependen, directa o indirectamente, de la MAPE (minería artesanal y de pequeña escala).
¿Cómo ha afectado la pandemia al sector de la minería artesanal y de pequeña escala?
Solamente en 2020, se estima que 88 millones de personas fueron empujados a la pobreza; este efecto fue remarcado en países en vía de desarrollo, los cuáles cuentan con menores capacidades y recursos económicos para poder atender la emergencia. No es de extrañar que comunidades hayan encontrado en la MAPE de oro una alternativa para subsistir en medio de la crisis económica, especialmente con un precio del valorado metal disparado en los mercados internacionales. 400 mineros ilegales fueron arrestados en un área de conservación en Indonesia, motivados por la pandemia, y 800 mineros ilegales ingresaron a una mina abandonada en Mozambique, generando colapsos en sus túneles por procedimientos indebidos, dejando un saldo de aproximadamente una docena de muertos.

Aunque se presenten condiciones que estimulan la MAPE de oro, esta no es la regla general. Las medidas implementadas por los gobiernos para suprimir la propagación del virus también impactaron las cadenas de suministro de oro y aumentó la rigurosidad en el control de estas actividades, lo cuál conllevó a la reducción de la producción de oro ilegal en estos casos. En Colombia se evidenciaron reducciones hasta del 40% en el precio del oro en zonas de influencia de la minería informal y 79 de 85 compraventas de oro en el área Ituri en la República Democrática del Congo se vieron obligadas a cerrar por una reducción extrema en la demanda.

Si bien el primer y el segundo escenario parecen producir efectos opuestos, la realidad muestra ser diferente. Aparentemente el efecto predominante es el aumento de la minería ilegal en el mundo; la explicación puede ser que las limitaciones establecidas durante la pandemia, que afectaron las cadenas de suministro de oro, influyen en unidades de producción formales e informales con cierto grado de control o seguimiento. Las actividades ilegales se ven afectadas por estas medidas en un bajo grado y no solo encuentran la oportunidad de satisfacer una demanda huérfana, sino que pueden acoger a los mineros que se desplazan laboralmente debido a la falta de otras alternativas. Los datos de aumento de producción de oro de países (por ejemplo, Colombia) con alta influencia de minería ilegal, comparando 2020 y 2019, respaldan esta hipótesis.
¿Existe alguna solución para hacerle frente a la crisis?
Esta situación se ramifica en múltiples problemáticas, entre ellas el uso del mercurio. Aunque existen excepciones, la mayoría de los mineros artesanales utilizan un método llamado amalgamación para poder recuperar el oro del mineral que lo contiene. La amalgamación consiste en la utilización del mercurio, que forma con bastante facilidad una mezcla homogénea con el oro libre (amalgama), luego se recupera esta amalgama haciendo uso de su alta densidad y se quema para separar el mercurio, que se evapora a temperaturas más bajas, del oro. Debido a su uso indiscriminado, la minería artesanal y de pequeña escala es la principal fuente de emisiones de mercurio, alcanzando valores hasta de 838 toneladas en la atmosfera por año, según el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (UNEP) en 2020.

Frente a este panorama, es imposible no preguntarse ¿cuál es la solución? Aún cuando la enfermedad se encuentra agravada por una situación, la receta es la misma: acompañamiento integral. El convenio de Minamata es “un tratado internacional diseñado para proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y las liberaciones antropogénicas de mercurio y sus compuestos” cuenta con 128 países signatarios y prohíbe el uso del mercurio en minería. Sin embargo, una prohibición sin ofrecer alternativas no es una solución completa. Es esencial el desarrollo de proyectos con visiones holísticas, que prioricen la formalización de mineros artesanales, proponiendo procesos sostenibles que promuevan tecnologías innovadoras para la recuperación del oro sin mercurio y apoyándolos en todos los aspectos transversales de su operación. De esta manera se elimina la ilegalidad, se ataca el desempleo ofreciendo una alternativa formal y digna y se apunta a cumplir con metas, del convenio de Minamata, así como de los Objetivos del Desarrollo Sostenible.
La pandemia nos ha permitido reflexionar sobre nuestra visión del mundo y la pertinencia de temas como la salud publica y el cambio climático. No esperemos a otra pandemia para empezar a tomar acciones.
Bibliografía
https://www.bbc.com/mundo/noticias-58436227
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/poverty/
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/economic-growth/
https://www.inversoro.es/precio-del-oro/3a%C3%B1os/onzas/USD/
https://www.portafolio.co/economia/por-la-pandemia-se-perdio-una-decada-de-avance-en-empleo-548672
https://www.elcolombiano.com/colombia/mineria-ilegal-en-colombia-aumento-en-2020-BH15303299
https://actualidad.rt.com/actualidad/401265-complices-destruccion-amazonica-oro-brasil-ilegal