Un enfoque territorial de nuestras actividades también nos permite visualizar mejor nuestro desarrollo en nuevos países.

Como es habitual en el comienzo de un nuevo año, en la Alianza por la Minería Responsable (ARM) reflexionamos sobre nuestro rendimiento del último año y nos comprometemos a mejorar aún más nuestras prácticas para el próximo. Para 2018, un objetivo importante es el de medir de manera más eficiente cómo nuestras actividades generan un impacto positivo a nivel comunitario y local así como también el de establecer procesos más eficientes. Nos preparamos para poder implementarlos a lo largo de 2017 y ahora ya estamos listos.

El 2017 ha sido un período de transición desafiante para ARM, con grandes proyectos plurianuales terminando y nuevos proyectos más pequeños y diversificados que empezaban. Esta situación requería que reflexionáramos sobre nuestros métodos, organización y gestión. 2018 empieza con varios proyectos financiados por una diversidad de donantes, tales como fundaciones, empresas del sector privado y cooperación bilateral, con algunos de ellos priorizando las mismas áreas de financiamiento. Por ese motivo, nuestro trabajo y organización se han adaptado globalmente para mantener un conjunto de actividades coherente en el territorio. Al adoptar este enfoque, pretendemos centrar nuestra visión completamente en el territorio, que se construye junto con los mineros y las comunidades locales y también con el apoyo de las estrategias discutidas y adoptadas por otras partes interesadas. Este enfoque nos permite ser menos dependientes de los plazos de cada proyecto y combinar diversas fuentes de financiamiento para optimizar el impacto en las organizaciones mineras y las comunidades. El enfoque territorial también fortalece nuestra posición con los mineros y otros grupos interesados en los proyectos, armonizando las actividades y reduciendo la confusión.

Un enfoque territorial de nuestras actividades también nos permite visualizar mejor nuestro desarrolo en nuevos países, como en Honduras, donde hemos empezado un proyecto con la comunidad de Macuelizo, financiado por la Fundación Lundin; o para diversificar nuestras actividades en África, donde ampliaremos nuestra intervención en Burkina Faso. Perú y Colombia, donde llevamos trabajado durante muchos años, serán los territorios “laboratorio” en los que se aplicará por completo este nuevo enfoque. Para esto, se implementarán cuatro nuevos proyectos en diferentes áreas de estos países, muchos de ellos con nuevos entornos mineros y tipos de organizaciones. Nuestro objetivo es construir una presencia permanente en campo para apoyar a las comunidades mineras a largo plazo y construir una base sólida para el desarrollo sostenible.

Como corolario de esta reorganización y reenfoque, desarrollaremos un sistema de monitoreo y evaluación muy sólido para poder analizar la calidad de nuestras acciones, corregir los enfoques que no se adapten al territorio y, sobre todo, mejorar el flujo de información entre nuestra organización, los territorios, otras partes interesadas y nuestros socios y aliados. En términos de gobernabilidad, esta estrategia nos ayudará a establecer bases más firmes para facilitar el diálogo sobre políticas públicas a nivel regional y nacional ya que nuestras propuestas se inspirarán en la situación real que viven los territorios.

¡Esperamos con alegría este emocionante viaje que empieza con el nuevo año y confiamos en que todos nuestros socios quieran acompañarnos para contribuir a una transformación sostenible del sector de la minería artesanal y de pequeña escala!

Yves Bertran,
Director Ejecutivo de la Alianza por la Minería Responsable

 

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